miércoles, 13 de octubre de 2010

#3

No sé si quedarán motivos.
Busqué por todos lados. Un desierto, un árbol enjaulado. Algo.
Busqué buscando (sin ánimos de redundancias), con los ojos las miradas, y por dentro, algún sentimiento. No hay motivo.
Sabré por loco lo que por sano habrá sabido el bueno, pero sabré por malo, lo que el bueno no ha sabido, por no ser loco.
Y encontré un saber, un querer saber más bien, mil migrañas y una certeza. Estoy solo.
Mechando “ideas”, viviendo la vida de alguien. Otra ficción.
Y qué es esto si no extravagancia…No hay motivos para quejarse. No los hubo para excusarse. Ya el sutil eco de los arrepentimientos, representa toda la música de los actos de esta vida. Y menos aún como actor no hay motivo para buscarlos…el actor pretende, se abstrae de todo, hasta de la música. Actúa. Nada más.