Acepté después de rechazarla
casi mil dos veces
porque me hago pero soy
parte de lo que insulto
un desorden confiado
así llegué y golpeé
nadie abrió y entré
me invitaba lo perdido
una casa sin techo ni ventanas
ni ella ni su araña
un sahumerio olor a pifia
espacio blanco entre versos
desagotaban la tristeza
pero me purgaron a mi también.