miércoles, 1 de julio de 2015

Días de gresca

Se arrastra en su sueño
desangrándose de voluntad
sabe que no llega
piensa que no vale la pena
arrastrarse hacia ese altar.

Se despierta en una taza de café
sentado ante una mesa vacía
mira atrás y ve algo
que ya no puede distinguir
porque esta despierto pero empañado.

La calle es la calle
sus mil mundos separados
por telas, horarios y celulares
y él es una babosa
que reza para que no llueva.

Dos de la tarde
rayos de sol de oficina
le suplican que duerma
que ella está tan cerca
como (en) una siesta imprudente.

La calle sigue siendo la calle
y el cielo no escuchó
antes de tomar ya sabe
es uno de esos días
que no va a recordar.

Una fiebre caprichosa
lo ahoga en una taza
e insomne sabe que no llega
ni al borde ni al altar
piensa qué estará haciendo ella

atrás de esa ventana empañada.

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