por qué no viciar
la máquina épica
los rasgos de un león de conurbano que baila
en un boliche de chapa
y mece un vaso plástico
que no gotea
la noche es la que decide mañana
no amanece y en diez años
piensa rembrandt
es otro tipo de revólver
hay un tiro prístino
salir del sol
una fuga hacia el sillón
donde rebota seco el sonido
la furia de un león
que ruge las cortinas
ruge restos de aceituna
del cartón de la pizza
¿se pregunta si existe?
NO
sabe que puede
hacer doler
su despacho es la hija
de la citronave que lo lleva a la deriva
repartiendo las ballenas
que dan color según el clima
¿sueña con el amor?
NO
el único sueño húmedo que tuvo
fue el lamido de un charco
de sangre de su vecino
las marcas macho del león
bailando su camisa abierta
despega y revolea
una gota de sudor
que fija y acierta
en su siguiente presa
vuelve la mañana en un cantero
que aguanta su saliva su jadeo
los cazadores se perdieron
la piña que le puso el patovica
ahora se le embalsa en una baba
que corre por sus tetas
los ojos amarillos
la carne entre sus dientes
¿le hace falta la metáfora?
NO
el hambre es una de las maneras de comprobar
que dios es triste
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