martes, 15 de mayo de 2012

#18


La hoja caía, balanceándose, primero flotando y luego cayendo en punta. Él la observaba y sentía que miraba a un espejo. La lucha por no llegar al final de su camino, los arrebatos apresurando el destino. Se preguntaba si la hoja flotaba por instinto, por amor propio o miedo; Si sentía nostalgia por estar cayendo sola. Él también había sido parte de un gran árbol, lleno de vida y seguridad.
Luego la ciencia, siempre la ciencia. El otoño la habría apartado de su lugar, la gravedad ejecutado su sentencia. El aire la sostuvo lo que pudo, mientras su superficie se encontraba paralela al suelo. Hasta que un débil viento la inclinó levemente, haciéndola ir en picada.
Entonces comprendió: Su otoño era la rutina, la soledad su gravedad. Y había estado luchando, flotando con su esperanza, hasta que el débil soplo de la memoria, lo hizo ir en picada. Los recuerdos construían su realidad. Se dio cuenta que no quería más, solo chocar contra el piso; Solo apretar el gatillo.

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